Cuando manejamos plantas y su cultivo, es muy importante conocer el pH del suelo (o grado de acidez o alcalinidad) que usamos, para así corregir sus deficiencias en caso de ser requerido.
Al hablar del pH (potencial de Hidrógeno) nos estamos refiriendo a una medida que va de 1 a 14 y que no es otra cosa que la concentración de iones de hidrógeno que posee en este caso el suelo. Siendo 7 el valor para un ph neutro, por debajo de 7 ácido y por encima de 7 alcalino. El valor ideal para la mayoría de las plantas está entre 6 y 7, es decir, neutro o ligeramente ácido.
Medir el pH con un medidor/tester de pH de suelos nos revelará esas características muy importantes que tienen todas las tierras, los sustratos para macetas, jardineras, etc. y las aguas de riego.
El pH se expresa con un número y puede estar comprendido entre 1 y 14, pero en el 99% de los casos estará entre 3 y 9:
- ÁCIDO tiene un pH menor de 7.
- NEUTRO tiene un pH igual a 7.
- BÁSICO o ALCALINO: pH mayor de 7.
El pH neutro, aunque se indique el 7 como valor teórico, normalmente se considera neutro si está entre 6,5 y 7.
El mejor pH para la mayoría de las plantas oscila entre 6,5 y 7, es decir, neutro. Algunas, llamadas acidófilas, lo prefieren inferior a 6; y otras (calcícolas), son felices con un pH superior a 7.
Importancia del pH del suelo, sustrato o del agua de riego
El pH influye en el suelo o sustrato en varios aspectos, pero el más significativo es en la disponibilidad de nutrientes. Es decir, la influencia del pH en la mayor o menor cantidad de nutrientes (Fósforo, Potasio, Hierro, Cobre, Boro) que hay en un suelo para que lo puedan tomar las raíces de las plantas.
Por ejemplo, en un suelo puede haber mucho Fósforo, pero si no está soluble, a la planta no le sirve para nada ya que no lo puede tomar. Pues el pH influye en la solubilidad del Fósforo y de los demás minerales y, siguiendo con el ejemplo, en suelos alcalinos, hay una gran parte de Fósforo insolubilizado y en estos suelos existe mayor riesgo de carencias de este elemento que uno que sea ácido o neutro.
Los pH’s extremos entonces, pueden (no necesariamente) provocar la escasez de unos u otros nutrientes y las plantas lo acusarán amarilleando las hojas, floreciendo menos, dando menos frutos, disminuyendo el crecimiento, etc., etc.. El problema se agrava si son pH’s más fuertes, tanto muy ácidos (pH=5 o menor) como muy alcalinos (pH=8 o mayor).
Tres condiciones del suelo con respecto al pH
- a) Suelo ácido (pH<7)
- b) Suelo neutro (pH=7)
- c) Suelo alcalino (ph>7)
1) Suelo ácido
Un terreno ácido tiene el problema de que pueden escasear los siguientes nutrientes:
- Fósforo
- Calcio
- Magnesio
- Molibdeno
- Boro
Para poder determinar si las plantas están sufriendo carencias de alguno de estos elementos no es nada fácil, hay que conocer la sintomatología específica, pero partiendo de que el suelo es ácido, será una pista importante y, en su caso habría que:
- Aportar los nutrientes que están faltando mediante fertilizantes.
- Además, subir el pH adicionando caliza molida.
Nutrientes en suelos ácidos: por otro lado, en los suelos ácidos abunda el Hierro, el Manganeso, el Zinc y el Aluminio, e incluso pueden producir toxicidad por exceso.
2) Suelo neutro (pH=7)
Aquí irán bien la mayoría de especies de plantas. En cuanto a los nutrientes, hay una óptima disponibilidad de todos los que las plantas necesitan normalmente, sin descartar alguna carencia puntual independiente del pH.
3) Suelo básico o alcalino (pH>7)
Aquí suele haber bastantes problemas por ser una situación muy frecuente. En los suelos alcalinos escasean varios elementos solubles esenciales para todo vegetal:
- Hierro
- Manganeso
- Zinc
- Cobre
- Boro
Acerca de las carencias de nutrientes en suelo
Los síntomas de las deficiencias nutricionales en cítricos son variados, y con los suelos ácidos, no es fácil saber exáctamente de qué elemento o elementos concretos se trata.
El Hierro, por ejemplo, se suele manifestar inicialmente con un amarilleo de la hoja permaneciendo los nervios verdes. Más adelante la hoja se vuelve completamente amarilla. Se aprecia en las hojas jóvenes, no en las viejas, al menos en una primera fase, en clorosis avanzadas quedan amarillas todas las hojas, las nuevas y las viejas.
Por tanto, si las hojas de tus árboles y arbustos amarillean, una de las posibles causas es por carencia de Hierro y/o de otros microelementos (Manganeso, Zinc, Cobre y Boro) provocada por estar plantados en suelo alcalino (ph<7) que los insolubiliza (no absorbible por las raíces). Es una posibilidad, hay que estudiar bien si es carencia de micronutrientes o es otra la razón, por ejemplo, un exceso de riego.
Suelo alcalino ¿Qué hacer?
Hay que buscar un remedio que consiste en estas 3 acciones:
1. Aportar fertilizantes que contengan los nutrientes que escaseen: Hierro, Zinc, Potasio, Manganeso, etc..
2. Bajar el pH del suelo.
3. Bajar el pH del agua de riego, si es que estás regando también con una que es alcalina (contiene mucha cal).
Veamos cómo se hace esto aplicado al suelo, a los sustratos y al agua de riego:
1. Aportar fertilizantes
Cuando las plantas empiezan a amarillear y tras estudiar los síntomas y conocer el pH del suelo o del sustrato y el agua de riego, podemos llegar a la conclusión de que se trata de una carencia de minerales, por ej., de Hierro.
La identificación precisa siempre es difícil porque hay que conocer los síntomas propios de cada especie, pero se puede sospechar a partir del pH. Por ejemplo, si son hojas nuevas, pensamos en micronutrientes (Hierro, Cobre, Zinc, Manganeso) y si son hojas viejas en macronutrientes (Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Magnesio, Calcio).
Si la carencia es de Hierro (clorosis férrica), lo más eficaz es aportar un fertilizante especial llamado ‘quelatos de hierro’. Si la carencia es de otros (Manganeso, Cobre, etc.) y no de Hierro o de varios a la vez, pues habría que aportar los fertilizantes que los contengan, preferentemente en forma de quelatos.
Los quelatos de hierro, o de otros nutrientes, se caracterizan por tener una estructura química que evita su insolubilización en el suelo, están como «protegidos». Pueden aplicarse al terreno directamente o disolverse en agua y regar.
Abonos foliares
Otra forma de aplicar los fertilizantes ante carencias es usando abono foliar, es decir, pulverizándolo sobre las hojas.
Los abonos foliares resultan muy interesantes para micronutrientes (Hierro, Cobre, Manganeso, Zinc, Boro, Molibdeno) porque la planta necesita pequeñas cantidades, pero no tanto para macronutrientes (Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Magnesio, Calcio y Azufre) que sólo puede ser un complemento a las raíces. La clorosis férrica se puede paliar en 24 horas con abono foliar.
2. Bajar el pH del suelo
Debes asesorarte con un profesional en el area:
1. Turba rubia.
2. Azufre. No produce una bajada de pH inmediata, sino que tarda varios meses en hacer efecto. En medianas y grandes superficies es lo que sale más económico, por ejemplo, para enmendar todo el jardín entero antes de plantar nada. El azufre es la enmienda clásica que se usa a nivel agrícola.
3. Sulfato de hierro. La tercera opción, y quizás la más práctica, es incorporar SULFATO DE HIERRO al suelo. Sirve para acidificar y adicionalmente para aportar algo de Hierro, aunque no mucho y su principal función es para bajar el pH. Es barato y fácil de conseguir. A la venta se encuentra en forma granulada (color marrón) y en partículas más finas. Hay que aportar al suelo el sulfato de hierro, regando con agua que lleve disueltos 3 gramos por cada litro. Riega 1 vez al mes con esta agua al pie de las flores, arbustos o árboles. Con este tratamiento bajará el pH de la tierra. En invierno no hace falta echarlo. No uses el agua con sulfato de hierro para las macetas; más abajo tienes cómo hacerlo en macetas, se acidifica el agua con ácido cítrico en lugar de sulfato de hierro.
Ahora, mientras que los suelos ácidos (pH<7) son fáciles de enmendar aportando caliza molida, los suelos alcalinos (ph>7) son mucho más difíciles de corregir por razones de química del suelo. Subir puntos de pH es fácil, pero bajar no.
Sustratos
Para bajar el pH de los sustratos usados en macetas, jardineras y todo tipo de contenedores se actúa sobre el agua de riego. El pH del sustrato debe estar entre 5,5 y 6,5 para las plantas acidófilas como Gardenia, Hortensia, Azalea, Camelia, Rododendro,… y para muchas plantas de interior, pero si estás usando un agua alcalina trasmitirá su pH al sustrato y con el tiempo, terminarán igualándose ambos pH’s. Esta alcalinización del sustrato provocará el amarilleo de las hojas (clorosis) por la deficiencia de Hierro u otros elementos. Lo ideal para no subir el pH del sustrato sería regar con agua sin cal o de lluvia (depósito, aljibe), pero si no la tienes, deberás acidificarla con ácido cítrico o vinagre.
3. Bajar el pH del agua de riego con ácido cítrico
Hemos visto hasta ahora dos acciones para contrarrestar los efectos del pH alcalino:
1. Aportar los nutrientes que falten
2. Bajar el pH del suelo
Nos queda la tercera acción: bajar el pH del agua de riego con ácido cítrico (si es que es alcalina, si no, nada). El ácido cítrico tiene un papel equivalente para las macetas al sulfato de hierro para el suelo, es decir, acidificar, bajar el pH. Con el ácido cítrico puedes ajustar el pH del agua y regar luego con ella. Si por ejemplo, consigues poner el agua con un pH=5, al regar con este agua una y otra vez, el sustrato acabará con pH=5.
No añadas sulfato de hierro en sustratos como se hace en el suelo; es mejor evitarlo porque se puede «quemar» la planta si no se ajusta bien la dosis.
El ácido cítrico tiene el aspecto del azúcar y lo puedes comprar en alguna droguería o establecimiento de productos químicos. Otra opción es el vinagre, pero sale más caro.
Procedimiento con el ácido cítrico:
1. Prepara un bidón de unos 50 litros de capacidad por lo menos.
2. Llénalo con el agua que estés usando.
3. Echa una cucharada de ácido cítrico para esos 50 litros más o menos y remueve bien. Ya tendrás un agua ácida. Puedes medir el pH con tiras de papel indicador de venta en farmacias para comprobarlo.
4. Riega siempre con ella y tras hacerlo varias veces, el sustrato ya se habrá acidificado.
6. Para complementarlo, añade a la maceta 1 vez al mes (invierno no hace falta), quelatos de hierro. Ten cuidado con las manchas en la ropa y el suelo de los quelatos. Pon un plato debajo de la maceta para recoger el drenaje. Si con los quelatos de hierro sigues apreciando amarilleos, considera los demás microelementos: Manganeso, Zinc, Cobre, Boro y Molibdeno.